Trump ya hace olas, aun antes de asumir
(08/01/2017)
Fuente: La República de Uruguay
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y las políticas que prometió durante su campaña ya están repercutiendo en las finanzas internacionales, el comercio y el cambio climático, incluso antes de asumir el cargo.
Si su elección puede describirse como un terremoto, entonces las réplicas ya comenzaron a sentirse. Los fondos internacionales ya comenzaron a salir de muchos países en desarrollo, lo cual reduce el valor de sus monedas y provoca gran incertidumbre económica.
Al parecer, el Acuerdo Transpacífico de Asociación para la Cooperación Económica (TPP, en inglés) se desvanecerá en el aire, ya que Trump dijo que en su primer día en la presidencia, el 20 de enero, dará aviso del retiro de Estados Unidos del pacto.
Anteriormente, el actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, previendo lo que se venía, renunció al esfuerzo para darle un empujón final al proyecto en el Congreso legislativo.
Y los delegados reunidos en la conferencia anual de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el clima – que terminó en Marrakech, Marruecos, el 19 de noviembre – se preguntaban si el futuro presidente Trump llevará a cabo su amenaza de campaña y retirará a Estados Unidos del Acuerdo de París, y qué pasaría entonces con las futuras medidas internacionales contra el cambio climático.
Trump suavizó su postura desde entonces, y el 22 de noviembre le dijo al diario New York Times que tiene “una mente abierta” sobre el Acuerdo. Pero también indicó que no continuará las medidas de la administración de Obama para reducir los gases de efecto invernadero en Estados Unidos.
El mundo también se pregunta qué se perfila en el horizonte con respecto a las nuevas políticas de Washington sobre la inmigración, la ONU, Medio Oriente, Asia e incluso la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Finanzas internacionales
El primer efecto concreto en el mundo real tiene que ver con las monedas y el flujo de fondos en los países en desarrollo. Las acciones y divisas en muchos países de Asia y otros lugares se vieron perjudicadas desde la victoria electoral de Trump el 8 de noviembre.
El dólar de Estados Unidos se fortaleció considerablemente gracias a la expectativa de que Trump realizará un gasto masivo en infraestructura, lo que hace prever la suba de las presiones inflacionarias y que la Reserva Federal eleve las tasas de interés antes de lo esperado.
Miles de millones de dólares de fondos que se habían trasladado a las economías emergentes en busca de un mayor rendimiento están regresando a Estados Unidos, y se espera que este flujo inverso continúe o aumente. Esto puede causar volatilidad y estragos en muchos países del Sur en desarrollo.
Numerosos países en desarrollo se encuentran vulnerables ya que esos fondos extranjeros habían aumentado en los últimos años la propiedad de bonos públicos en monedas nacionales de esos países, y también hay una mayor participación de extranjeros en sus mercados bursátiles.
Esto los hace aún más susceptibles a las fuertes salidas de capital y al debilitamiento de su volumen de divisas, lo que hace más difícil que puedan pagar su deuda externa. La lección del ciclo financiero de auge y caída es que aquello que ingresa como fondos a corto plazo probablemente se vaya cuando las condiciones cambien.
Pocas esperanzas para el TPP
En cuanto al TPP, los efectos de las elecciones de Estados Unidos fueron rápidos. El Congreso estadounidense debe ratificar el tratado para que entre en vigor.
Pero inmediatamente después de las elecciones, el líder de la mayoría del senado, Mitch McConnell, anunció que no habrá votación sobre el TPP en lo que resta del año.
Previendo que el proyecto de ley del TPP no prosperaría, Obama anunció que renunciaría al esfuerzo. Ya que el actual presidente es el verdadero, y a menudo solitario, defensor de ese tratado, mientras que Trump se comprometió a liquidarlo durante la campaña electoral, casi no hay perspectivas de que el pacto sea ratificado por Estados Unidos.
Trump echó por tierra la esperanza de que daría marcha atrás al respecto al anunciar el 20 de noviembre que en su primer día como presidente notificaría de su intención de retirarse del TPP, al que calificó de “desastre potencial”.
Sin el respaldo de Estados Unidos el TPP no puede sobrevivir, ya que para entrar en vigor necesita la ratificación de al menos seis países con 85 por ciento del producto interno bruto combinado de los 13 países que integran el tratado.
La muerte casi segura del TPP no se debe tanto a Trump como al fuerte sentimiento imperante en Estados Unidos contra este tipo de acuerdos comerciales y que hacía improbable que el mismo consiguiera los votos suficientes para su aprobación en el Congreso, más allá de quién ganara la elección presidencial.
Un tema más amplio refiere a cuál será la política comercial global de Trump. Es casi seguro que también cesará las negociaciones del otro gran acuerdo, la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, entre Estados Unidos y la Unión Europea.
Y es posible que Trump renegocie el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, como prometió durante su campaña, aunque nadie conoce los parámetros de dicha renegociación.
Trump también prometió fijar altos aranceles a las importaciones de China y México. Hacerlo implicaría violar las normas básicas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), por lo que el líder tendría que descartar sus amenazas de campaña o, de lo contrario, romper con la OMC.
Por lo tanto, la presidencia de Trump tendrá un enorme impacto en el futuro del sistema comercial multilateral, así como en los acuerdos comerciales bilaterales.
El cambio climático en juego
Aun más está en juego con el cambio climático. Durante su campaña, Trump calificó al problema como un engaño y prometió sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París, al que Obama, junto con otros países, había ratificado, lo cual logró que entrara en vigor en un tiempo récord el 4 de noviembre.
En la conferencia sobre el clima celebrada en noviembre en Marrakech, el presidente de Francia, François Hollande, declaró que “Estados Unidos, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, debe respetar los compromisos que ha contraído”, y subrayó que el Acuerdo de París es “irreversible”.
Si Estados Unidos abandona el Acuerdo, los efectos podrían ser desastrosos. Cuando el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se retiró del Protocolo de Kyoto en 2001, la medida no tuvo un efecto inmediato en otros países.
Pero para 2011, Canadá, Japón y Rusia también se habían retirado del Protocolo o se habían negado a participar en su segundo período de compromiso, y actualmente ya no es operativo. Existe la legítima inquietud de que, sin Estados Unidos, el Acuerdo de París corra la misma suerte.