TPP vs el ambiente, solo uno puede ganar
(22/02/2016)
Fuente: IDELE
Artículo escrito por Antonio Zambrano de Moccic. Como diría Woody Allen: “Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”. Si compartes este interés deberías leer las siguientes líneas y las muchas que empiezan a aparecer en todo el planeta en torno al conocido Acuerdo de Asociación Transpacífico o TPP.
La polémica se ha desatado en diferentes direcciones sobre este acuerdo. Se le ha venido discutiendo los pasados 5 años en profundo secreto y de pronto, sin un debate público en nuestro país ni en ningún otro, se ha firmado este 4 de febrero por los 12 países que componen la alianza. Si no fuese por la página web de filtraciones Wikileaks el mundo simplemente no estaría enterado del contenido del texto.
A pocas semanas de haber encabezado las negociaciones por el clima de la COP21 en París el Estado peruano entra a un cuadro de contradicción profunda al aceptar el documento que salió de estas negociaciones (conocido como “El acuerdo de París”) y este otro que va en dirección completamente diferente. Yo me concentraré apenas en mencionar algunas aristas particularmente importantes y otras inclinadas al cambio climático.
Como bien se tiene registrado, nuestros glaciares se están derritiendo a una velocidad en las que es altamente probable que la mayoría de ellos deje de existir en las próximas décadas, el stress hídrico que esto generará para grandes ciudades como Lima, Arequipa o Piura irá en aumento en poco tiempo y modificará nuestras ciudades, nuestra tasa de deforestación no demuestra una disminución significativa rumbo a la “cero-deforestación” como alguna vez se propuso el Ministerio de Ambiente, las enfermedades como el dengue y la malaria se trasladan a zonas altas por el calentamiento de estas áreas en los andes, mientras la CEPAL nos advierte que países como el Perú empezarán a perder entre el 1,4 al 5% de su PBI todos los años solamente para resolver los problemas derivados por el cambio climático en el futuro inmediato.
Esto debería alarmarnos no solamente porque los datos son científicos y con posibilidades verdaderamente dramáticas sino porque ya están ocurriendo y tienen costos para nuestras sociedades desde hace años. El sentido común nos diría que una reacción acorde a la manifestación de estos problemas implicaría un rol rector mucho más amplio del Ministerio de Ambiente para proteger nuestra naturaleza, mayores estándares sociales y ambientales. Presupuesto acorde para desarrollar las estrategias de adaptación y prevención necesarias, un proceso de ordenamiento territorial participativo que involucre de manera masiva a la gente en el diseño de su futuro y un plan Nacional de Desarrollo que lleve consigo la voz de todos los sectores sociales.
Sin embargo la realidad parece estar en un lugar bastante distante y los pocos avances que se han tenido en política ambiental en los últimos años, como la aprobación de la Estrategia Nacional de Cambio Climático, Nuestras Contribuciones Nacionalmente Determinadas (INDC), o las Áreas y Parques Naturales creados por el Estado se encuentran en riesgo de ser letra muerta si el congreso ratifica nuestra firma del TPP. ¿Y esto porque?
De acuerdo a organizaciones ambientalistas a nivel mundial como Amigos de la Tierra “el TPP favorece garantías para inversiones corporativas por encima de las garantías para la naturaleza”. “El acuerdo permite a las empresas extranjeras demandar a los Gobiernos por proteger el medioambiente”. Y es que el TPP formula una arremetida sin precedentes contra la soberanía de los Estados y las naciones para definir sus políticas internas y garantizaría el derecho de las transnacionales en estos 12 países para garantizar sus ganancias extraordinarias a coste literal de vidas humanas y colapso de ecosistemas completos. Este ha sido considerado por muchos como el tratado comercial más grande y ambicioso de la historia y abarcaría el 40 % de la economía mundial (PBI Global). Se ha dicho que es un muro de contención estadounidense frente a China pero en realidad junto al TIPP (un acuerdo similar pero entre USA y la Unión Europea) lo que pretenden es reconfigurar la forma como entendemos el Estado y la economía global para crear un nuevo orden basado en el monopolio de ciertas transnacionales.
De acuerdo a un pronunciamiento emitido hace pocos días por la plataforma No Negociable1, a la cual nos suscribimos, podríamos resumir los peligros del acuerdo en cinco puntos:
El Acuerdo TPP vulnera el derecho a la salud y a la vida, creando nuevas formas de monopolio para los medicamentos biotecnológicos al otorgarles cinco años de protección de datos de prueba más tres años adicionales por otros mecanismos. De esa manera, se limita el ingreso de competidores y permite que las transnacionales farmacéuticas impongan precios altos que los hacen inaccesibles a sectores de bajos ingresos.
El TPP, en la sección sobre Derechos de Autor, se otorga protecciones excesivas a los titulares de derechos de autor, en desmedro del derecho de las personas de acceder a la cultura y al conocimiento. Este desequilibrio en nuestras políticas culturales es protegido por el TPP a través de procedimientos privados de retirada de contenidos de Internet, quitándoles jurisdicción a nuestros tribunales nacionales, afectando el debido proceso, la presunción de inocencia y las garantías para la libertad de expresión.
El TPP insiste en mecanismos de arbitraje extrajudicial contra el Estado peruano para la protección de las inversiones que, si bien ya existían gracias a otros acuerdos comerciales, sus impactos negativos para las poblaciones locales no han sido analizados. Nuestros gobiernos se están viendo forzados a eludir ciertas políticas de interés público, priorizando el derecho de las empresas por encima de los derechos de las personas.
El TPP no garantiza el cumplimiento de los derechos laborales internacionalmente reconocidos; por el contrario, promueve la vulneración de estos derechos en nombre de la competitividad y la atracción de las inversiones.
El TPP afecta la producción agrícola nacional al introducir acuerdos que restringen el libre intercambio de semillas entre productores, lo que vulnera el derecho a la soberanía alimentaria.
Con la ratificación del TPP por el congreso peruano en las próximas semanas o meses, las empresas, la explotación de recursos y sus transacciones comerciales estaría “protegidas” contra cualquier estándar ambiental que pretenda hacerle frente al cambio climático o a la degradación de los ecosistemas pero que obstaculice o reduzca los beneficios de las grandes corporaciones. En el documento (secreto) se habla de “autoregulación” de “Mecanismos flexibles” y “voluntarios” es decir, de proteger el medio ambiente cuando haya “voluntad política” para hacerlo y no cuando la norma lo sanciona, mientras sabemos que lo que no está en la ley no se respeta y que la mayoría de veces ni siquiera estando en ella logra cumplirse.
Estos elementos ya fueron mencionados por un articulo en The New York Times de octubre del año pasado donde se recalca que la flexibilización y reducción de políticas ambientales, llamadas también “nivelación” podrían ser en realidad una suerte de desbaratamiento de las mismas junto con las políticas laborales y sanitarias.
¿Como lograr de esta forma alcanzar el acuerdo de París sobre el clima que planteaba detener las emisiones de Gases de Efecto Invernadero para no superar los 2°c por encima de la temperatura promedio del planeta? simplemente no hay forma de intentar regular las emisiones desregulando el comercio mundial, siendo justamente este último uno de los principales emisores de GEI. Esta es una clara lucha entre dos proyectos diferentes, uno en el que es imprescindible frenar la contaminación de manera rápida y radical y otra que plantea exacerbarla a niveles no vistos el comercio y el consumo, dejando a la mano invisible y “autoregulada” del mercado hacer lo que sabe mejor: exfoliar y atentar contra los derechos de las naciones del mundo.
Queda claro que los pueblos de Japón, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam y el propio EE.UU. debemos desde nuestras democracias decirle no al TPP, por el bien de ese futuro donde esperamos vivir.
Si nunca te haz enfermado ni te piensas enfermar, si nunca has descargado ningún contenido por internet ni lo haz compartido, si no te molesta que te puedan despedir del trabajo o que te hagan trabajar sin derechos y en malas condiciones, si no te incomoda que se afecte nuestra agrobiodiversidad y que te hagan comer alimentos potencialmente cancerígenos, es decir, que cambie profundamente nuestra rica comida, por el control de las semillas y la introducción de transgenicos, quizá no debería interesarte este acuerdo. Si es al revés es necesario empezar una gran discusión y tener en el camino la opción a decir un rotundo No al TPP.