¿Qué se cocina en EEUU para dar luz verde al TPP?
Una nota de lamula.pe
Marchas y contramarchas. Secretos y especulaciones. Votos a favor y en contra. Simpatías y críticas. Esto y más es lo que produce el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), un proyecto de libre comercio (sobre salud, Internet e inversiones, entre otros temas) que Estados Unidos quiere firmar con 11 países, entre ellos el Perú. Apenas empezado el año, el tema vuelve con fuerza entre los políticos estadounidenses. Ayer comenzó un nuevo capítulo.
Este tratado es fundamental para la administración de Barack Obama. Sin embargo ha recibido muchas críticas, y sus detractores afirman que lo que busca es imponer su primacía en esta región en temas de propiedad intelectual, acceso a los medicamentos, derechos de autor y libertades en Internet. Por ejemplo, EEUU ha planteado instaurar patentes a más largo plazo, lo que protegería a los grandes productores de medicamentos, pero esto impediría que los más pobres tengan acceso a los medicamentos genéricos que son más baratos. Además se ha cuestionado la poca transparencia e información de temas sustanciales de este tratado comercial.
Si bien la administración estadounidense aplicó durante los últimos meses una intensa campaña diplomática, en casa no le fue bien. En noviembre, Obama no pudo convencer a demócratas y a republicanos para lograr revivir un fast track(autoridad especial de negociaciones comerciales cuya vigencia terminó en el 2007), lo cual echó por tierra sus planes de tener todo listo a finales del 2013. Así, se preveía una intensa puja para que se plasme en los primeros meses de este año.
Sin embargo, ayer, jueves, legisladores estadounidenses plantearon un proyecto de ley que daría a la Casa Blanca el poder para dar ‘luz verde’ a acuerdos comerciales, sin enmiendas. De hecho esta iniciativa apunta al TPP y a otra negociación que EEUU aspira a concretar con la Unión Europea (Acuerdo Transatlántico de Libre Comercio e Inversión).
“La legislación de TPA que estamos introduciendo hoy garantizará que estos acuerdos se concreten, y que se concreten bien”, dijo el demócrata Max Baucus, presidente de la Comisión de Finanzas del Senado, que tiene jurisdicción sobre el comercio. El peligro, sin embargo, sería que el parlamento estadounidense no pueda garantizar que los acuerdos comerciales beneficien a las comunidades y al medio ambiente.
Por su parte, la Cámara de Comercio de Estados Unidos ha dicho que presionará a los legisladores para que apoyen el fast track y remarcó que la concreción de los pactos comerciales era vital para el empleo y el crecimiento.
Las negociaciones del TPP empezaron en el 2004 con el propósito de constituir la zona de libre comercio más grande del mundo en el Pacífico. Las naciones involucradas (Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Brunei, Estados Unidos, Malasia, Japón, Singapur, Vietnam, Perú, Chile y México) suman el 40% del PBI mundial.
No la tendrá fácil
En opinión de Ilana Solomon, directora de la ONG Sierra Club, la iniciativa delfast track es una “herramienta oxidada” que permitiría que el TPP se firme sin una revisión exhaustiva. Para la analista política, el fast track funcionaba bien para cuando los acuerdos trataban sólo sobre los aranceles y las cuotas. “Hoy en día, los pactos comerciales como el TPP cubren una amplia gama de temas, incluyendo el medio ambiente, la inversión, la contratación pública, protección al consumidor y muchas cosas. Por tanto, es criticable que el Congreso la ‘reviva’ para temas distintos. Además es una vía antidemocrática”, dice hoy en su blog en el Huffington Post.
Para Solomon también hay el peligro de que el presidente Obama cambie las leyes de EEUU para adaptarlas a los términos del TPP. Pero sobre todo considera que un acuerdo comercial sin la debida revisión puede llevar a EEUU al fracaso.
En esa línea, Paul Maquet, coordinador de incidencia de RedGE, señala aLaMula.pe que en EEUU los acuerdos de libre comercio no gozan de las simpatías populares. “Hace poco una encuesta de Ipsos mostró que el 51% de los estadounidenses considera que el TPP es un acuerdo que afecta los derechos de los ciudadanos en favor de los beneficios de las empresas, y que una clara mayoría cuestiona el secretismo de las negociaciones, así como las disposiciones referidas a medicamentos e inversiones”.
Para Lori Wallach, directora de Global Trade Watch de Public Citizen, en el congreso de EEUU ha disminuido notablemente la voluntad de apoyar el fast track. Recuerda que los gobiernos anteriores han dejado de lado esta prerrogativa y que además es difícil que esto se apruebe teniendo en cuenta las elecciones legislativas de noviembre de este año.
Sin embargo advierte que Obama tratará de negociar tanto con los legisladores de su país como con los 11 países interesados, para que éstos consideren la posibilidad de hacer (¿más?) concesiones.
Sin un fast track, Obama es incapaz de firmar un texto que no haya sido revisado en detalle por el Congreso. Éste podría modificar lo acordado por los equipos negociadores.
Lo cierto es que el TPP seguirá en debate. “Al margen de lo que ocurra en EEUU, el TPP sigue generando fuerte debate entre la sociedad civil y entre los propios políticos. Hay que tomar en cuenta que en Chile ha ganado las elecciones Bachelet, quien ha mostrado un cuestionamiento explícito al tratado. Aún no se sabe qué implicancias podrá tener esto en la negociación”, señala Maquet.
Al respecto, cabe recordar que el presidente Ollanta Humala ha afirmado que el Perú no avanzará un “centímetro más allá” de lo firmado en el TLC con EEUU, por lo menos en el capítulo de propiedad intelectual. “A la sociedad civil le corresponde tomarle la palabra y hacer el seguimiento constante del tema a fin de que el gobierno cumpla con su promesa”, subraya Maquet.
Estaremos atentos a los siguientes capítulos.
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