Congresista Dammert: “presentaremos moción para exigir que Perú defienda el interés nacional”
Suramérica cuestiona TPP pro USA ¿Y el Perú?
Artículo del congresista Manuel Dammert publicado en La Primera el 18/08/2013
Tras la reunión del 2008 de la APEC, el Perú formalizó su participación, la que fue aceptada recién en febrero del 2009. Se integró así al Acuerdo de la Asociación Transpacífico (TPP), que negocia en secreto entre once países, bajo la estrategia global de USA, la creación de una zona geopolítica de libre comercio. Esta estrategia USA, reviviendo el fracaso del Alca, es básica en su pugna de hegemonía mundial con China y en pos de afirmar su presencia en Suramérica, dividiendo su proceso de integración para separar los países “del Atlántico” (Unasur) contra los países “del Pacífico” (Acuerdo del Pacífico). Se pretende aprobar el TPP este 2013 antes de la reunión de APEC, los próximos días 22 al 31 de agosto, en Brunei Darussalam, donde se realizará la XIX Ronda de Negociaciones, quizá la final. Pero los países de Suramérica están cuestionándolo, incluso algunos que integran la Alianza del Pacífico, como acaba de ocurrir en Chile cuando el Senado de ese país por unanimidad el 13 de agosto del 2013 ha cuestionado la participación de Chile en el TPP, por afectar el interés regional y nacional… ¿Y el Perú? La bancada parlamentaria de AP-Frente Amplio presentará una moción de orden del día para exigir que el Perú defienda el interés nacional y los de la región. ¿Y Humala dónde está?
El TPP
Se han realizado en secreto múltiples rondas de negociación del TPP sobre diversos temas. El 2010 fueron cuatro; el 2011 fueron seis; el 2012 fueron cinco, con diversas minirrondas complementarias; y el 2013 se están realizando dos.
El TPP pertenece a la nueva generación de tratados comerciales y corporativos de “amplia envergadura” que trascienden el comercio formal (asuntos relativos al sector servicios, medidas fitosanitarias, barreras técnicas comerciales) al instituir un régimen de protección de derechos del capital privado anónimo y de las corporaciones transnacionales (propiedad intelectual e inversiones) que menoscaba los derechos humanos y el medio ambiente, y compromete incluso la soberanía de los Estados.
Bill Warren señala que “al igual que el TLCAN, el Alca en su momento y los vigentes TLCs o TBIs, el TPP está diseñado expresamente para anular al Estado, específicamente para atrofiar sus funciones regulatorias en áreas ultrasensibles como las finanzas, la industria, el medio ambiente y las compras estatales. Sin exagerar, lo que está en juego son los asuntos más básicos de la gobernabilidad democrática para cualquier Estado que se precie de soberano e independiente, advierten investigadores y activistas de todo el mundo”.
El capítulo de protección de inversiones del TPP permite a los inversionistas demandar a los Estados ante tribunales internacionales como el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) y la Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (Uncitral), sin acudir antes a la justicia nacional, instituyendo de esta manera una especie de superderechos reservados para el capital privado.
EL ACUERDO DEL SENADO CHILENO
El 13 de agosto de 2013, el Senado chileno adoptó un acuerdo fundamental, cuestionando la política de su Presidente Piñera sobre el TPP, alertando sobre cómo afecta al interés nacional y regional suramericano, y demandando un debate público.
El acuerdo dice: “Solicitar a su Excelencia el Presidente de la República que, más allá de los procedimientos y mecanismos diplomáticos utilizados en el marco de la negociación que el Gobierno de Chile lleva adelante en el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), se abra un debate público, técnico y político, oportuno y veraz, sobre las implicancias que dicho acuerdo podría tener para Chile en materia económica y en relaciones internacionales, especialmente respecto de los procesos de integración regional de los que forma parte, y de la relación con China, principal socio comercial del país”.
Entre sus considerandos señala que “Es preciso rechazar la imposición de un modelo concebido en función de realidades de países de altos ingresos, que son muy distintas de los demás países participantes. En caso contrario, este acuerdo se convertirá en una amenaza para nuestros países: restringirá nuestras opciones de desarrollo en salud y educación, en diversidad biológica y cultural, y en el diseño de políticas públicas y la transformación de nuestras economías. Generará, además, presiones de los cada vez más activos movimientos sociales, que no están dispuestos a dar tregua a gobiernos que acepten un resultado de las negociaciones del TPP que limite las posibilidades de aumentar la prosperidad y el bienestar de nuestros países”.
Y cita el exsenador señor Carlos Ominami y el señor Cristian Fuentes, del área Internacional Fundación Chile 21, que señalaron “nadie sabe para qué sirve, aunque está claro a quién beneficia el Transpacific Partnership (TPP). En negociaciones casi secretas, un pacto que sería el inicio de una gran zona de libre comercio del Pacífico, se ha convertido en una pieza de la estrategia de Estados Unidos para contener a China, nuestro principal socio comercial. Fuera de meternos en un esquema ajeno que no agrega ninguna ventaja, el TPP busca cerrar acuerdos sobre propiedad intelectual que podrían significar la censura de internet y aumentar la protección de las patentes de una serie de productos vitales para el desarrollo del país”.